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Opinión Los del Puerto: La Isla Conejo, Las Zedes y la Copa Oro

PUERTO CORTÉS. El dictador Juan Orlando Hernández, por mucho el presidente más odiado de Honduras podría encontrar en la Isla Conejo, Las ZEDES y la Copa Oro la excusa perfecta para aferrarse al poder.

El gran emulador de los más aborrecibles héroes del narco Partido Nacional busca desesperadamente conservar su estatus.

El pueblo consciente de Honduras se mantiene expectante.

Entre tanto, la oposición juega al viejo juego proselitista de ver quién es el más vivo, o según la perspectiva, quién es el más sucio.

JOH, la más fea de las damas de compañía del gobierno de Biden poco a poco se empieza a ver más maquilladita, sobre todo con unos cuantos tragos de más pagados con creces por Nayib Bukele.

«Una sola nación»

Centro América está tan condenada a ser una sola nación, que cualquier movimiento de alguno de los paises vecinos provoca réplicas en los demas.

Siendo estas la mayoría de las veces mucho más fuertes que la del lugar de origen.

Tal es así que la determinación de los salvadoreños a ser verdaderamente independientes y sobre todo el acercamiento a China tiene descontentos a los gringos.

Estos podrian ver en Honduras tierra fertil en caso de necesitar algunos contras.

Esta situación le ha dado un respiro a JOH, que a pesar de ser la más fea del baile, no dudaría en ofrecer el alma de los hondureños si fuese necesario.

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La Isla Conejo y Las ZEDES

Con China empoderada en El Salvador, el popular Juanchi y su criminal estructura se muestran útiles una vez más ante el comando sur.

Es aqui donde surge el contraste, o como muchos dirían en las grandes asambleas de Twitter y Facebook, la bendita «Doble Moral».

Nayib Bukele parece jugar con pelota adelantada y se ha ganado a pulso la devoción de muchos hondureños.

Caso contrario con JOH, que sigue nadando en el asco de la población.

Juan Orlando precisa de un distractor que le ofrezca la posibilidad de quitar los reflectores del Congreso Nacional y las más de quince mil firmas contra del decreto de las ZEDES.

Lo que nos lleva en un viaje carísimo de helicoptero hasta la Isla Conejo, La isla que seguramente ni el 10% de la poblacíon sabe dónde queda o el por qué de su importancia.

Acudir a la falsa hondureñidad, el inútil nacionalismo y patriotismo para socabar la imagen de procer centroaméricano de Nayib Bukele, el Morazán de muchos, seria la estrategia cachureca.

Al mismo tiempo, la tensión generada en el Pacífico es sin duda alguna más emocionante para el comando sur que unos cuantos kilos de coca que amenizan las fiestas en la USA.

La Copa Oro

Mientras JOH arriba al Pacífico, las 15 mil firmas con mensajes de amor para los padres de la patria exigiendo la inmediata derogación y criminalización de las ZEDES arriban a un militarizado Congreso Nacional.

La Isla Conejo, las ZEDES y la actual Copa Oro nos obligan a acudir a la memoria histórica y retroceder 52 años atrás.

Los intereses mezquinos de las oligarquías salvadoreñas y hondureñas nos llevaron a una absurda guerra en la que los muertos los puso el pueblo.

Si bien es cierto puede que no toda Honduras sepa de la existencia de la Isla Conejo, no cabe la menor duda de que todos sabemos de la existencia de la Selección Nacional.

La H de nuestros amores siempre ha sido perfecta para reorientar la euforia e impotencia de la población.

Tanto así que en medio de un golpe de estado nos regalaron la clasificación a un segundo mundial.

Un posible cruce entre El Salvador y Honduras en el torneo de los gringos serían perfectos para JOH que acudiría al siempre efectivo provincialismo.

Todo esto estaría generando más tensión en el Pacífico.

Además, estaría desestabilizando al pulgarcito hasta que no quede más que retornar a los brazos de los hijos de Jefferson.

La oligarquía salvadoreña opositora de Bukele y la oligarquía hondureña, ferrea inversora en el negocio de estupefacientes nuevamente saltarían a mover los hilos.

No sería tan descabellado que una vez más utilizaran al amado fútbol para enemistar a dos hermanos, como paso en el 69.

Es aqui donde todas las esperanzas recaen en el pueblo consciente de ambos países, que ven a Bukele como el Morazán de este siglo.

El Morazán que nos tendió una mano durante los huracanes el pasado 2020 y ha sido más que solidario en tiempos de pandemia.

Lo que nos lleva a esperar un comportamiento digno de parte de los hondureños hacia los salvadoreños, mínimo como agradecimiento.

Queremos que se enfrenten y que la H salga con una pancarta de agradecimiento por las vacunas y la ayuda humanitaria durante los huracanes.

De esta forma, romper la amalgama nacionalista de esta semana, la Isla Conejo, las ZEDES y la Copa Oro que bien se podrían resumir en pan y circo.

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